jueves, 23 de junio de 2011

La Alegoría de los Repollos

“Se cuenta la historia de una isla en Alguna Parte, donde los habitantes anhelaban intensamente ir a otro lugar y fundar un mundo más sano y digno. El problema, sin embargo, era que el arte y la ciencia de nadar y navegar nunca habían sido desarrollados –o quizás habían sido perdidos hacía mucho-. Por esto había habitantes que simplemente se negaban siquiera a pensar en las alternativas a la vida de la isla, mientras otros hacían algunos intentos de buscar soluciones a sus problemas sin preocuparse de recuperar para la isla el conocimiento de cruzar las aguas. De vez en cuando algunos isleños reinventaban el arte de nadar y navegar. También de vez en cuando llegaba a ellos algún estudiante, y se producía un diálogo como el que sigue:

-Quiero aprender a nadar.

-¿Qué arreglos quieres hacer para conseguirlo?.

-Ninguno. Sólo deseo llevar conmigo mi tonelada de repollo.

-¿Qué repollo?.

-La comida que necesitaré al otro lado o donde quiera que esté.

-Pero si hay comidas al otro lado.

-No sé qué quieres decir. No estoy seguro. Tengo que llevar mi repollo.

-Pero así no podrás nadar, para empezar, con una tonelada de repollo.

-Entonces no puedo aprender. Tú lo llamas una carga. Yo lo llamo mi nutrición esencial.

-¿Supongamos, como una alegoría, que no decimos repollos sino ideas adquiridas, o presuposiciones o certidumbres?.

-Mmm … Voy a llevar mis repollos donde alguien que entienda mis necesidades.”

(MATURANA, Humberto y VARELA, Francisco (1990): “El árbol del conocimiento”. Editorial Universitaria. Chile)